sábado, 10 de noviembre de 2012

LA PARTIDA DE ROCKY


Como cada mañana, hoy me he dirigido a la jaula de Rocky a ponerle su desayuno. me ha extrañado que no corriera a mi encuentro a recibir las caricias que cada día le propinaba en el hociquito. Hoy no acudió a la cita y al verle tumbadito en su cama he sentido la punzada de que ya no estaba entre nosotros.  Le acaricié, pero no respondió .  Aún su cuerpecito estaba caliente cuando entre mis brazos le recogí.
Hay quién pensará " vaya tontería, era un simple conejo ", pero no era un simple e inocente animalito, era la mascota de Andrea. Su madre se la regaló cuando cumplió los nueve años en el mes de abril pasado. ¿ Cómo explicarle cuando llegue a casa, que Rocky ya no jugará con ella? ¿ Qué palabras emplear para una niña tan sensible y pequeña para hacerla comprender que su ciclo vital acabó hoy?
En este momento, mientras escribo estas líneas para su recuerdo, siento un nudo apretando mi garganta.  Parece una simpleza, pero él también formaba parte de mi entorno, me conocía y exhalaba unos grititos cada vez que yo pasaba cerca. ¡ cómo olvidar el hermoso e inocente cariño que los animales nos dan dia a día !
Nunca le ha faltado ni su zanahoria, ni su trocito de manzana, ni su pienso de semillas, o alfalfa o unas hojas de lechuga, ni su mayor golosina : unas ramitas de perejil.  Quiero suponer que ha sido feliz los meses que estuvo entre nosotros; no le faltó nuestro cariño, y eso me consuela.
¿ Cómo se lo diremos a Andrea ?. Sólo los brazos amorosos de su madre podrán consolarla y espero y deseo que el disgusto se le pase pronto, porque duele y mucho.  ¡ Adiós Rocky !