miércoles, 13 de abril de 2011

CARTA AL HERMANO AUSENTE

Hoy sería tu cumpleaños y por ello más que nunca evoco nuestra niñez, nuestra juventud, pero no puedo evocar nuestra madurez porque tu ya no estás, pero fatalmente hace mucho que te ausentastes aunque permanecieras entre nosotros.
Me hubiera gustado sentarme frente a ti y haber tenido una conversación que por desgracia nunca podremos tener. Me hubiera gustado preguntarte el por qué de tu distanciamiento, qué es lo que produjo que no tuviéramos el contacto que siempre habíamos tenido y que en un momento determinado se produjo un enfriamiento de nuestra relación, por tu parte tengo que decir,  y no por la mia pues siempre fuistes mi hermano mayor el que cuando era una adolescente  me cuidabas y protegías como un caballero andante.
Nos teníamos un inmenso cariño, por otra parte normal entre hermanos. El distanciamiento no se produjo sólo conmigo: nuestros padres también lo sufrieron, ¿ por qué? ¿ Qué pudo ocurrir para tu comportamiento?
Jamás lo sabré y eso será una losa que tendré que sufrir toda la vida. ¿ Fuí yo la  culpable ? He de decir que si así ocurrió fué algo que no alcanzo a saber, lo ignoro, pero te garantizo  lo que hiciera fué sin mala intención, y tu conociéndome tenías que saber. ¿ Por qué no te quejastes, por qué no hablastes? Nunca lo sabremos; posiblemente tuvieras motivos para proceder de esa manera, pero ¿ cuáles  fueron, eran tan graves ? Yo creo que no; creo que nada justifica  no dar el último beso a tu madre en su último viaje. Yo si estoy dolida, porque tuvo que ser en un momento como ese , que nos diéramos el último abrazo de nuestras vidas, pero no fué un abrazo entrañable, fué frío, como de compromiso. De compromiso ¿ a tu hermana, a tu única hermana? Ni siquiera cuando murió Pablo tuve el consuelo de una palabra tuya, y eso que supistes de su fallecimiento por un amigo en común. Ni siquiera tuve una llamada de teléfono ¿ por qué? No tienes idea lo bien que me hubiera hecho recibir una palabra de consuelo por tu parte. El te quería y tu lo sabes. ¿ Qué es lo que ocurrió? no acierto a saberlo por muchas reflexiones que me hago. Quizás tuvistes alguna influencia externa, pero sigues tú teniendo la culpa y no esa otra persona. Debistes marcar una raya entre una y otra. No podía ocupar un lugar que no me correspondía, ni mucho menos, pero tampoco debistes apartarme de tu vida, de esa forma.
No obstante, yo te sigo queriendo y recordando; te deseo si estás en un lugar donde se es feliz, la mayor de las felicidades. Me hubiera gustado haberte llevado unas flores a tu tumba, pero tampoco eso puedo hacer: ignoro dónde están tus cenizas, porque ni siquiera tuve el consuelo de acompañarte en tu último viaje. Me enteré un año después de haber ocurrido y por una persona ajena a todos nosotros, por casualidad.
Ya no tiene objeto los reproches, pero si el dolor inmenso de no saber lo ocurrido, ya no lo sabré. Quizás si hubiera otra vida, en el momento de nuestra reunión, tengamos la conversación que en vida nos quedó pendiente. Te quiero, hermano es lo único que te puedo decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario