viernes, 20 de enero de 2012

OCURRIO EN ENERO....

Inexorablemente los años van pasando uno tras otro, y ya son muchos, pero al tiempo los recuerdos permanecen intactos, frescos como si hiciera cinco minutos de haberse producido.

Una vez más viene a mi memoria aquella noche, y no quisiera recordar,  aunque al tiempo significa volver a ver de nuevo tu rostro, siempre tranquilo apaciguando mi fuerte carácter: "  no tiene importancia, no te preocupes.

En estos tiempos tan difíciles que nos toca vivir te echo de menos grandemente. Echo de menos tu paciencia, tu cariño, tu compañía, todo , echo de menos todo.

Aquella interminable noche y a la vez corta,  pues te fuistes en las primeras horas de la mañana, la pasé junto a ti, agarrada a tu mano recordando las buenas horas vividas,. nuestros gustos en común, todo lo vivido en definitiva. Quizás no era consciente de ello, pero era nuestra despedida, nuestro adiós.  Vuelve a mi memoria una y otra vez la sensación extraña que tuve cuando te fuistes al besar tus labios, todavía tibios, pero sin aliento. Esa sensación se ha quedado grab ada en mi memoria para siempre.  Quizás echaba de menos el c ariño con que me besabas,  y en ese momento estaban quietos. Quizás fué en esos instantes cuando tuve el c onoc imiento de que todo había terminado, de que ya nada se podía hacer, de que tú habías encontrado la tranquilidad  y la paz para siempre. Sin embargo a nosotras nos quedaba el camino más duro por andar, más largo, más amargo.

Hoy he ido a depositar unas flores en el lugar en donde descansas y que será el mismo que yo tendré cuando algún día me  reuna contigo. Ese día ya no nos volveremos a separar y recordaremos, ya sin amarguras, sin tristezas, sin sobresaltos, todo lo que compartimos juntos, nuestras alegrías y nuestras tristezas y desde algu na estrella cuidaremos de nuestros seres más queridos que aquí en la tierra llorarán nuestra ausencia, ignorando que por fin nosotros, juntos, hemos vuelto a ser felices.  ( 20/1/1996)

viernes, 6 de enero de 2012

Ocurrió el día de Reyes



En la tele visión retransmitían c omo cada año la Cabalgata de los Reyes Magos presentado por Mª  Luisa Seco. En la programación de noche ib an a proyectar "El coloso en llamas". Antonio había entrado en coma a las doce de ese mismo día. De guardia se encontrab a Rosa m adre y Rosa hija. todo estaba silencioso y expectante: la última  carta ya estaba echada y no se podía hacer nada.

Viendo que el final estab a cercano, por la mañana le habían entregado su regalo de Reyes, por si no daba tiempo a llegar a la n oc he.  Así ocurrió.  La sangre se heló en las venas c uando al entregarle el regalo lo abrazó.  Tenía los ojos cerrados, pero una lágrima se le escapaba. En menos de una hora la inc onsciencia se había adueñado de él.

Oc urrió el día de Reyes, el día 6 de Enero. De todas las Navidades, era el día preferido de su hija, y tuvo que ocurrir ese día.  A la 1'30 de la madrugada del día 6, Antonio partió en la nave del infinito, dejando dolor y desolación, sobretodo en su mujer: hab ían c ompartido su vida durante sesenta y tres años y ahora tendría que seguir su viaje por la v ida sola. Estaba con sus hijos, pero el huec o dejado por Antonio ya no lo podría ocupar nadie. Le sobrevivió unos años más. Ahora  desc ansan juntos para la eternidad, como ellos querían.