domingo, 26 de diciembre de 2010

ACERCA DE MI / Los cipreses creen en Dios

LOS CIPRESES CREEN EN DIOS.......

La muerte siempre nos sorprende y no agradablemente, pero morir el día de Navidad es doblemente doloroso. Cada vez que comento que el mes de Diciembre desde su comienzo es odiado por mi, no lo digo en vano. El último mes del año y los dos primeros del que comienza han sido nefastos para mi, pero eso es obra del destino y de la casualidad, nada más : el mes no tiene nada que ver.
Hoy a las nueve de la mañana estaba en ese lugar tranquilo donde reina la paz inmensa, tan inmensa que ni siquiera los pájaros moran por alli. Hay una soledad absoluta y un silencio que te hace reflexionar sobre la vida y sobre el final de nuestras vidas. A las diez de la mañana de hoy, día 26 de Diciembre hemos acudido a La Almudena a sepultar a la última hermana  de mi padre. Seguro que en el cielo se habrán reunido los siete hermanos que fueron con sus padres y estarían todos felices; eran unos hermanos que se adoraban, pero ya no existe ninguno, todos se han ido.
Mi prima estaba destrozada, pues nunca se había separado de su madre y tuvo la inmensa desgracia de perder al padre a los diecisiete años en un fallecimiento que nadie esperaba por repentino.Ninguna de las dos tuvieron una vida fácil . Ahora cuenta con el apoyo inestimable de su esposo ya  que no tienen hijos.
Cada vez que voy a ese lugar encuentro la paz que en donde moran los vivos a veces no encuentras. Mientras me dirigia  al lugar de la cita, paseaba sola por las avenidas ya que al ser tan temprano y u n día tan frio, los que allí reposan tenían pocas visitas.Los recuerdos se me agolpaban en la memoria y volvían a tomar vida los momentos de cuando ella fué una jovencita preciosa, esbelta, jóven y bonita. La más bonita de todos los hermanos. Yo era muy, muy pequeña pero hay secuencias en la vida que se te quedan tan grabadas  que no las olvidas jamás. Yo había oido de pasada la historia de mi tía: Con dieciocho años era enfermera en un hospital de Madrid y allí conocío a un chico de la misma edad que ella, enfermero , y los dos se enamoraron locamente en una época en que la situación española era muy complicada. Se casaron judicialmente  en secreto, solamente estuvieron el juez que les unió y un testigo del mismo juzgado. Como eran dos "criaturas" y en aquella época la inocencia de las gentes era cierta, para que en casa no se enteraran nada más salir del juzgado cada uno se fué a su casa a seguir con la vida normal. Llegó la postguerra y el matrimonio aún no se había consumado pues él tuvo que partir hacia otro lugar de España al haber sido despedido del hospital por "rojo", pero ella siguió sin decir nada. Un día harto de esperar, él  reclamó su derecho de casado a formar una familia, pero mi tía se negó a ir con él. Mi familia removió Roma con Santiago para tratar de anular ese matrimonio, puesto que no había llegado a se r tal, pero era legítimamente constituido y no hubo forma de la anulación. El no tenía trabajo y se acogía a lo que le saliera con tal de poder formar su hogar, pero mi tía se negó a secundarle. Pasaron varios años separados hasta que por fín mi tia se dió cuenta que seguía enamorada de él  y decidió reanudar su relación, y esta vez si fué un matrimonio en toda la extensión de la palabra. Tuvieron una hija que nació el día de Nochebuena de 1954. Y cosas del destino , su madre partió el día de Navidad.
El perder a una madre es un dolor tan inmenso que a pesar de que estés casada , la orfandad que te queda es terrible. Son dolores que con el paso de los años los vas asumiendo, te acostumbras a vivir con esa falta tan tremenda de perder a un ser tan querido, pero jamás, jamás ni olvidas ni te resignas.
Hoy se ha cerrado el capítulo de sus vidas, de esas vidas tan novelescas que les tocó vivir, tan de cine pero que fueron reales y en las que dejaron muchas cosas en el camino. Mi tia jamás se olvidó de su marido a pesar de que falleció en 1970 y jamás se unió a otro hombre ni con el pensamiento. Yo muchas veces me he pregu n tado: si se querían tanto ¿ cómo le dejó partir , y no le siguió? La situación  española era altamente difícil, una guerra que acaba de terminar y la situación de sus padres no era fácil: mi abuelo estaba en la cárcel al haber sido diputado por la República por el partido socialista y mi padre que era el único hermano varón le tocó vivir todas aquellas aventuras de tratar  que su padre saliera de la cárcel y de poner orden en la vida de su hermana.
Aunque a mí cada vez que se reunia la familia para deliberar me sacaban de la habitación, pero es sabido que la curiosidad de los niños se acentúa cada vez que te prohiben algo. Quizás por eso la imagen de mi tía siendo casi una criatura se quedó más grabada.
Todas estas reflexiones acudían a mi cabeza mientras esperaba que llegase el cortejo fúnebre y hoy es el epílogo de esa vida y el dolor inmenso de mi prima hasta que llegado un día se serene y asuma la pérdida de su madre.
Descansa en paz Inés, al fin te has reunido con tu marido, con el único hombre de tu vida del que estuviste enamorada siempre, desde que apenas una adolescente te uniste a él en matrimonio. Os quisistéis y desperdiciastes unos años irrecuperables pero me consta que te arrepentistes pasado el tiempo cuando por desgracia le perdistes irremediablemente.Desde donde quiera que estéis enviad consuelo a vuestra hija y dadla la fortaleza que necesita para afrontar la pérdida.

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