domingo, 20 de febrero de 2011

ACERCA DE MI: TAMBIEN ERA DOMINGO

También era domingo y había amanecido con una mañana que anunciaba la primavera. Nos levantamos no muy tarde, y  tomando el desayuno, las dos juntas, porque ya viviamos las dos solas, me dijistes: " hija no me encuentro muy bien".
No sé por qué presentí que aquella no era una vez más,; el tono de tu voz tu forma angustiosa de mirarme me hizo vez que algo se acercaba. Te pusistes nerviosa al ver que yo también lo estaba buscando el boletín para avisar al médico. Me dedicaste unas palabras que no he podido olvidar: "perdóname". Perdonarte de  ¿ qué ? te pregunté y me respondiste:" por el disgusto que te estoy dando".
Dios mio, hasta en estos momentos me dabas tu cariño y te lamentabas de que yo me alterase por tu causa. Llamé a las chicas e inmediatamente a una ambulancia. Era la primera vez que yo lo viajaba en esos vehículos e iba sobrecogida. Fuiste atendida por los médicos inmediatamente, pero ya la suerte estaba echada. El día 21 de Febrero del año 2000 me dejabas para siempre, y eran las 13'30 del mediodía.
Quiero que sepas, madre mía, que tu ayuda fué tan grande, tan grande que nunca la he olvidado. Fuiste mi apoyo y mi consuelo en horas difíciles y siempre, siempre encontrabas alguna solución para acabar con algún problema que nos hubiera surgido. No sé lo que hubiera hecho si no te hubiera tenido a mi lado; fuiste mi motor para seguir adelante, tu me impulsabas a todo. Para que no te dieras cuenta de lo que me preocupaba oculté mis problemas, mis decepciones, mis tristezas y gracias a ti volvia a sonreir poco a poco. En tí me apoyaba en busca de consejo,  tu eras como mi niña pequeña a la que tenía que cuidar y proteger: que tuvieras un buen alimento, que no pasases frio , que tu televisión(la única distración que tenias) no te faltara y hasta alguna "chuchería" con lo que te hiciera más llevadera la tarde hasta que yo llegara de trabajar.
Todo eso de repente lo perdí, en veinticuatro horas. ¿ Cómo empezar de nuevo?. Estaba desorienada no sabía a dónde ir, ni qué hacer; no quería quedarme en casa y me refugiaba en el trabajo. Las chicas venían a menudo a verme puesto que tuve la inmensa suerte de que vivieran en la misma casa, pero por las noches...De nuevo la soledad, el silencio, ese silencio pesado y abrumador que como una losa me aplastaba. No tuve miedo de quedarme sola, sabía que todos vosotros, mis tres ángeles, cuidabáis de mi, pero os echaba tanto de menos...
La perra me miraba con esos ojos tiernos y cómplices que solamente tienen ellos cuando se dan cuenta de que algo no anda bien y se sentaba a mi lado y apoyaba su enorme cabeza sobre mis pies, como infundiéndome el valor que a ratos me faltaba. Pero también ella poco tiempo después me dejó.
Mañna será un día especial y triste para mí. Volveré a vivir aquel día casi de primavera. Madre mía te quiero, te necesito, te echo de menos. Hecho de menos tus consejos y por supuesto tu valiosa compañía, pero también lo divertida que eras; tenías mucho ingenio, eras  alegre y siempre tenías ganas de divertirte. No tenías nunca pereza para salidr a pasear, al cine  o simplemente salir fuera de casa. Eras alegre, muy alegre a pesar de que la vida no fué sencilla para ti. Recordaré siempre tus hermosos ojos grises y tus facciones serenas, dulces, sin crispación. Tus sentencias de castellana de Avila, con esa sabiduría que solamente los mayores, los castellanos tenéis.
Mañana se cumplirán muchos años de tu partida, aunque parezca que acaba de ocurrir. Te recordaré siempre madre mía y siempre deseo que estés a mi lado, pues todavía necesito tu protección.

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