sábado, 26 de febrero de 2011

ACERCA DE MI:: UNA ILUSION CUMPLIDA

Mi hija Rosa a los tres meses de edad

A las siete de la mañana del día 27 de Febrero un "gorrioncito" pequeño y delicado llamó a nuestra puerta colmando de ilusión nuestra meta: ser padres.
Normalmene se dice "que vienen con un pan debajo del brazo", pues no, ella tan original vino con la factura de la clínica en la boquita para abonar la cuenta del parto . Extrañamente teníamos dinero para poder sufragar ese gasto ya previsto desde hacía tiempo gracias a un trabajo extra que realizó Pablo lo que nos permitió cubrir ese gasto , pero no importaba habíamos tenido una niña preciosa deseada por los dos , justo a los nueve meses de habernos casado.
Durante el día era una niña buenísima, pero por las noches su garganta era una tortura china:  no paraba de llorar y ante unos padres inexpertos, mejor dicho una madre, los nervios afloraban a nuestra piel al ignorar qué es lo que le podía ocurrir, porque además era una exagerada y en lugar de llorar como todos los bebes, ella gritaba con todas sus fuerzas, como si la estuvieran matando.  Yo intenté amamantarla, pero la leche materna era flojita y poca con lo cual la pobre mía se moría de hambre. ¡ Cómo no iba a llorar !, entonces y al cabo de los tres meses llegó Santa Maizena. Recuerdo que su padre buscó una farmacia de guardia un domingo por la tarde para encontrar un paquete de Maizena con el que saciar el hambre de aquella criatura. Se tomó una pequeña ración, puesto que ella era pequeña también, pero inmediatamente se quedó dormida y nosotros a duo respiramos y nos relajamos;  mirándonos a los ojos y sin decirnos palabra los dos pensamos lo mismo: ¿ cómo no nos hemos dado cuenta antes?. Era, es, muy  despabilada y anduvo a los nueve meses y echó los dientecillos muy pronto. Empezó a balbucear  a edad muy temprana y la primera palabra que pronunció fué agua, y lo hizo por instinto, ya que a esa edad tuvo un problema de deshidratación y cuando se recuperó fué lo primero que pronunció, la segunda palabra fué papa.
Ahora ella ya es madre y me ha hecho abuela de dos preciosas criaturas a las que adoro. Ha sido una buena hija igual que Esmeralda y siempre hemos estado muy unidas, quizás por afinidad de caracteres. Su carácter es chispeante y muy alegre; siempre está con ganas de hacer bromas y es muy ocurrente. Unicamente durante la enfermedad de su padre el carácter se le agrió, pero poco a poco lo va recuperando. Recuerdo perfectamente hasta lo que comí el día en que me puse de parto  y lo nervioso que se puso su padre cuando de madrugada le dije que había roto aguas.
A pesar del tiempo transcurrido son vivencias que no se olvidan por el montón de circunstancias que rodean a todo ello.
Feliz cumpleaños hija mía, mereces ser feliz (que ya lo eres) y doy gracias por ello, porque es mi máxima ambición: que mis seres queridos tengan una buena vida.

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