miércoles, 5 de enero de 2011

ACERCA DE MI : Triste noche de Reyes

Melchor, Gaspar y Baltasar. Los tres Reyes Magos de Oriente

El día 30 de Diciembre yo ultimé las compras que me quedaban. Mi padre estaba tan mal que nos pasamos la noche del día 31 en la sala de urgencias del hospital de La Paz.Yo no quería que mi padre se quedara sin su regalo de Reyes, pero no sábia qué comprarle puesto que su estado era de extrema gravedad, pero nunca sospeché que fuera a ocurrir en la noche de Reyes. Mis hijas , Rosa con dieciocho años y Esmeralda con dieciseis, estaban planeando junto con sus primos y amigos acudir a un cotillón (fiesta que se organiza la víspera de la venida de los Reyes) y era la primera vez que ambas salían de noche por lo que se habían comprado un traje nuevo, porque sobretodo Esmeralda ya se sentía mayor. Todo era ilusón : venian los Reyes y además lo iban a celebrar por vez primera como los mayores. Yo en la mañana del día cinco vi que el fallecimiento de mi padre era inminente y a las once de la mañana, le entregué el regalo que había preparado para él. Tenía no sé si miedo o un presentimiento de que no iban a llegar a tiempo, y tomé la decisión. Le dije: Papá que han venido los Reyes; él sin abrir los ojos abrazó el regalo contra su pecho y una lágrima se le escapó de sus ojos. Yo me quedé allí de rodillas frente a su cama viéndole y sintiendo que él sabía de su partida y entonces una oleada de ternura, tristeza e impotencia me subió a la garganta, pero no lloré, ya tendría tiempo. Yo no quería que él notara nuestro desconsuelo, y por otra parte quería proteger a mi madre al máximo pues estaba recién operada de los dos ojos y no podía permitir que la pena y el llanto echaran a perder la recuperación de su vista. Al cabo de dos horas mi padre continuaba abrazado a su regalo, pero ya había entrado en coma, ya era el final.
Mis hijas después de cenar tuvimos que convencerlas para que se marc haran diciéndolas que estaba dormido. Yo no quería que estuvieran en casa cuando ocurriera el final definitivo. Recuerdo que estaban echando por la televisión la película El Coloso en llamas cuando fuí a su habitación a ver cómo se encontraba. estábamos solos mi madre, Pablo y yo, pero en ese momento Pablo había ido a echarse un poco ya que llevábamos varios días en vela. Cuando acudí a la habitación de mis padres, noté que la respiración era extraña  y mi madre me confirmó lo que yo suponía. El fallecimiento se produjo a la una treinta de la madrugada del día seis de Enero. Fuí corriendo a llamar a Pablo y el llegó a tiempo de recoger el  último suspiro. Ninguno de los tres dijimos nada, sólo nos miramos, pero en esa mirada iba un conmpendio de pensamientos . Llamé a mi hermano  por teléfono y al médico para que certificara su fallecimiento.
A la misma hora mi sobrina Dolores que estaba con mis hijas en la fiesta sintió algo que es muy común en la familia de Pablo: tienen premoniciones. Ella justo a esa hora les dijo : idos a casa, creo que algo está ocurriendo. Cuando llegaron mi padre acababa de morir. La reacción de Rosa fué la de llorar sin embargo Esmeralda quería a toda costa verle y se reprochaba el haberse ido pensando que algo iba a ocurrir. Su reacción ante la muerte es de rebeldía y de rabia; la volvió a ocurrir al fallecer su padre, y aún ahora no termina de similar su pérdida a pesar del tiempo transcurrido.
Triste debut de ellas en la ¿madurez?, y el mio,  pues fué la primera pérdida importante que sufría. Recibió sepultura el día 7 de Enero a las nueve de la mañana, de una mañana fria y desapacible. Allí quedaron los regalos sin abrir, ignorados y así permaneciron durante dos días. Teníamos la impresión que cometíamos un delito si lo hacíamos, pero había que recoger la casa y nunguna de nosotras teníamos esa intención. Estábamos como sonámbulas nos sentábamos unos frente a otros mirándonos sin emitir palabra alguna, preguntándonos si era posible que todo hubiera terminado de esa manera y en esas fechas. Recuerdo que en una ocasión le comenté a Pablo: qué triste debe ser que alguien muera en Navidad.... Sin saber que poco tiempo después iba a expreimentar esa sensación en mis propias carnes. A partir de entonces les dije que los regalos los entregaríamos el día de Nochebuena y así lo hemos venido haciendo hasta la llegada de los niños, en que todo ha vuelto a la "normalidad", pero en el camino se quedaron Pablo y mi madre. No me gustan las navidades en absoluto y deseo que pasen enseguida, a no ser por los niños que ellos tienen su ilusión intacta y ojalá les dure muchísimos años. Odio el último mes del año y los dos primeros del  que entra: en Enero murió Pablo y en Febrero mi madre. ¿ Entendéis ahora el por qué de mi melancolía en esas fechas?, pues el día de Navidad de este año, falleció la única hermana de mi padre que quedaba viva. No quiero ni oir hablar del mes de Diciembre; sé que es ley de vida, pero yo lo siento así, no puedo remediarlo. Y que conste, las navidades eran mis fiestas preferidas hasta entonces.

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