miércoles, 19 de enero de 2011

ACERCA DE MI : UNA NOCHE EN URGENCIAS

Hospital Universitario de LA PAZ

El día 18 de Enero de 1996, se pasaron la noche en urgencias del hospital. El médico le había visitado por la tarde de ese mismo día y comprobó que la fiebre, el malestar y los dolores eran lo suficientemente graves como para tratarlo en casa y sugirió que lo mejor sería trasladarlo al hospital.  Y así lo hicieron pero el diagnóstico facilitado por los médicos de urgencias, no fué distinto al del médico que le había visitado. En el mes de Septiembre de ese mismo año, le habían operado de urgencia de un a obstrucción intestinal y se volvía a repetir apenas unos pocos meses después.
Intercambiaron opiniones y llegaron al acuerdo que no le iban a operar, pues dado  el deterioro de su organismo, posiblemente no aguantaría la anestesia. El urólo les había dicho en esa misma semana que le quedaba a lo sumo una  de vida, de ahí que la determinación de no intervenirle fué tajante. No obstante le dejaron ingresado para controlarle durante la noche. Ellas pasaron la noche en la sala de espera, esperando ¿qué? sabian que no cabía mejoría alguna y que el final se aproximaba. De vez en cuando  les permitían entrar y verle desde la puerta; le veían desorientado, febril , mal muy mal.
A las ocho de la mañana del día 19 le dieron el "alta" y volvieron  a casa. No sabían si por el suero que le pusieron o por la misma alegría de llegar al hogar, él iba contento y muy animado. Cuando llegaron a casa se acostó. Mientras tanto ella aprovechó para hablar con el médico sobre los pasos que había de seguir para que los cuidados paliativos acudieran a casa para ayudarle.Así lo hicieron: se presentaron a primera hora de la tarde un médico y una enfermera para diagnosticar el tipo de tratamiento, al tiempo que ofrecieron ayuda psicológica para la familia. Ellas lo rechazaron porque pensaron que lo que estaban viviendo ya lo habían asum ido desde tiempo atrás.Cometieron un error, porque luego pudieron comprobar que no  era así, que era muy difícil asumir una situación semejante sin ayuda.
Se levantó a la hora de merendar. Fueron esa tarde los novios de las hijas para visitarle y acordaron hacer una cena todos juntos.La hija pequeña a quién el cocinar se le daba muy bien, dijo  de hacer una fidehuá, plato típico de Gandía y que a él le gustaba mucho. Hicieron una cena alegre y normal, pero nada más finalizar él dijo que se quería acostar porque no se encontraba muy bien.  Ella se fué con él, y a su lado veía cómo rápidamente se precipitaba todo, aunque nunca creyó que aquella iba a ser la última cena.
Empezaron  a surgir dolores por el vientre a la par que unos bultos muy grande empezaban a surgir por el vientre y estómago; eran grandes como puños y era cuestión de minutos en que apareciera alguno nuevo. Empezó a quejarse  y le facilitaban calmantes aunque sólo le calmaban durante un rato. En ningún momento estuvieron solas, pero en reunión familiar acordaron avisar a los hermanos de él porque los acontecimientos se precipitaban. Ella se sentó a su lado reclinando su cabeza en la almohada junto a la de él y empezaron a hablar de cosas intrascendentes: ella quería distraerle para que no pensara en lo que le estaba ocurriendo. Ella le dijo cosas hermosas del amor que habían sentido desde que se conocieron: El había sido su único novio, al que conoció apenas salida de la adolescenc ia. Habían pasado media vida juntos con los altibajos que llevan consigo el vivir durante treinta y dos años de matrimonio y siete de novios.
Ella era consciente de que llegaba el final, pero al tiempo interiormente se decía que no era posible, que lo remontaría.
No lloró, no quería que él notara nada. Sus hijas entraban y salían de la habitación para que él no se percatara de la gravedad. En la habitación permanecieron constantemente ella y su madre que fué su apoyo, su hombro en el que llorar cuando todo hubo pasado. También estaba Mercedes, su amiga del alma que les ayudaba. Una de las veces que él se levantó de la cama para ir al servicio, ella se desmoronó aunque no lloró, ya lo haría cuando todo hubiera pasado. Tuvo la sensación de que era un preso judío de los campos de concentración. Era como si las carnes se las hubieran arrancado; creía que apenas si pesaba cuarenta kilos.
El pasó la noche inquieto : unas veces con frio, otras con calor. Volvieron a llamar al médico para que le dieran algo con que calmar los tremendos dolores que tenía. A las ocho de la mañana del día 20 dieron aviso a los cuidados paliativos y a las 8'30 una enfermera le aplicó una inyección que en segundos le dejó calmado y somnoliento.
Al ver que él estaba dormido y tranquilo, a ella la obligaron a que se recostara un momento, cosa que hizo. A los pocos instantes ella volvió a levantarse y acudió a su lado de nuevo. La hija pequeña había ido con la amiga del alma Mercedes hasta el hospital de La Paz para que volvieran a poner los cuidados paliativos y poner en marcha el protocolo que había que seguir.
Ella vió que la respración se le volvía entrecortada, espaciada y de repente comprendió que se iba. Salió de la habitación llamando a la hija pequeña que era la que estaba ausente arreglando  la documentación de los paliativos: no había tiempo, su padre se moría y ella no le podía dar su último adiós, como así ocurrió. A los cinco minutos de expirar llegaron de La Paz. La reacción de la hija pequeña, fué al principio revolverse contra el destino, gritar, llorar, de manera que  había que consolarla  porque no  admitía que su padre había muerto. Ocurrió a las 9'30 de la mañana del día 20 de Enero de 1996.
El fué incinerado el día 21 de ese mismo mes a las 12 de la mañana y despositadas sus cenizas en el cementerio a las 17 horas de la tarde de ese mismo día.
Ella irá mañana al cementerio a depositar unas flores ante su tumba, a hablarle de sus hijas, de los nietos que no conoció, a contarles los problemas y la soledad que le abruma. A repetirle una y otra vez que ha sido el amor de su vida que no le ha olvidado, ni nunca le olvidará. Que hubiera deseado envejecer junto a él siempre juntos como lo habían estado hasta que él partió para un lugar en el que los sufrimientos no existen, pero que a ella la dejó en la más absoluta soledad.
Las hijas han formado sus propias familias, pero ella sigue sola su camino con el vacío que él la dejo imposible de llenar.
Terminó en ese día una historia de amor de "película". Todo en esa historia fué precioso de una mor tan sincero, tan de verdad. El era muy buena persona que no se mereció lo que tuvo que sufrir. El tenia siempre la palabra " mi amor" cada vez que la llamaba.Constantemente él la decía "te quiero muchísimos", a pesar de que ya habían pasado su media vida juntos.Su recuerdo siempre permanecera dentro de su corazón, nunca le olvidará, nunca.

                                               In memoriam de Pablo.

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