domingo, 17 de octubre de 2010

ACERCA DE MI / DOVER - LONDRES

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Como indiqué en mi anterior capítulo habíamos comprado una maleta que nos sirviera para guardar todos los paquetes que llevábamos sueltos para solamente tener dos maletas de las que ocuparnos; bien compramos una plegable y muy grande: pensamos mira qué bien en Madrid nos deshacemos de ella. Entramos en una clásica cabina(que se rumoreaba que las iban a quitar) por darnos el gusto de llamar por teléfono desde ellas, pues mi hija Rosa a nuestro regreso ella iba a visitar Escocia y nos encargó que en su nombre les llamáramos y así lo hicimos. No sentimos nada especial, como podéis comprender, solamente nos dimos el placer de repetir lo que en tantas películas habíamos visto. Hay quién pensará "qué bobada, habiendo tantas cosas que ver", pero es que en España nos habíamos recorrido ya todos los museos, palacios y todo lo que hibiera que ver porque a ello dedicábamos todos los fines de semana a recorrerlos y francamente, después de ver los palacios de nuestra tierra, creedme que no llama la atención ningún otro, únicamente la curiosidad. Nosotros preferimos las pequeñas cosas y que veíamos en las películas.
Bueno pues al salir de Harrods, nos dimos otro pequeño placer: montar en autobus. Por Dios, qué lio; siempre mirábamos al lado opuesto de donde teníamos que mirar, porque aunque tuviéramos mucho cuidado se nos olvidaban que allí circulan al lado contrario qe¡ue el nuestro, y por tanto las paradas de los autobuses también están al lado contrario. Yo le dije a Pablo: tomemos un autobus. El me dijo " pero hija si estamos cerquísima del hotel y tu ya conoces estos autobuses puesto  que los habíamos tenido en Madrid". Yo me empeciné y dije: quiero quitarme esa espinita. El guia nos había dicho que si tomábamos un autobus había que cogerlo casi en marcha y apearse igual, puesto que el conductor no espera. Tomamos el autobús y no se me ocurre nada más que subirme al piso de arriba. Empezamos a prepararnos en la parada anterior a la nuestra, pero cuando iba bajando por las estrechas escaleras, la maleta dice que ella también es la protagonista y se me atraviesa en la escalera, y he de dicir que conduden bastante deprisa. Yo empiezo a lucar con la dichosa maleta para desatascarla y poder bajar, y ella que se encaja y no cede, y el autobús que llega poco a poco a la parada y el revisor al ver mi apuro sube para ayudarme. Pablo estába detrás de mi por lo que no podía ayudarme, y a mi que me entra la risa y al revisor igual y los dos riéndonos sin poder hacernos con la maleta. De repente no sé todavía cómo, "aquello" se puso en vertical y al fin llegando a la parada nos desatascamos y pudimos bajar, pero en marcha, lenta, pero en marcha. Todavía cuando lo recuerdo me rio, porque ya en el suelo Pablo y yo no podíamos contener nuestra risa y los señores oficinistas que pasaban con su bombín (pues estábamos en la City) nos miraban de soslayo como diciendo" y a estos locos españoles qué es lo que les pasa". Fué la tarde más divertida que he pasado nunca. Al llegar la hotel y contara nuestros compañeros lo que nos había ocurrido, se contagiaron de nuestras risas , y además iban cinco sevillanos y con ellos ya tuvimos "juerga " toda la noche. Antes de llegar al hotel nos tomamos una cerveza en un precioso pub con unas mesas en la calle y una especie de farolas de las que pendían unos maceteros con flores. Una preciosidad. Al dóia siguiente dijimos: hoy ya no nos da tiempo, pero mañana probaremos los famosos fish and tipps. y daríamos una vuelta por Hyde Park, y veríamos el relevo de la guardia e intentaríamos de nuevo ir la Museo Británico a ver si teníamos suerte y recorreríamos lsa barriada de My Fair, para ver de cerca las preciosas casas típicas inglesas, y a Notting Hill, y  a Portobello, en fin veríamos lo que daba de si el tiempo por la mañana pues por la tarde ibamos a ir a Windsor.
Próximo capítulo: Windsor - Oxford.

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