jueves, 21 de octubre de 2010

ACERCA DE MI / VERSALLES - PARIS - MADRID

Después de desyunar salicmos en autocar hacia Versalles. El viaje fue normal no vimos nada fuera de lo corriente y nuestra entrad a Versalles me recordo un poco a la entrada en el Palacio de La  Granja, quizás porque los jardines se basaron en éstos que estábamos a punto de conocer. Había bastante gente y he de dicr que nosotros ibamos con nuestras entradas ya sacadas por la agencia de viajes, no obstante nos hicieron esperar una fila interminable junto con los que no las tenían, hasta que el guía al cabo de media hora pudo hablar con el ujier y nos dejaron pasar. A quién dice que los espñaoles hablamos fuerte, seguro que no les tocó nunca un grupo de coreanos, porque se hubieran enterado de lo que es hablar en alto. Pasamos y fué un fiasco; se deben de creer que veníamos de un sitio que no tenemos ni turismo, ni palacios. Nos pasearon por estancias vacías en sus paredes y  en su suelo: no había ni un saólo mueble, ni sillas, ni mesas, ni siquiera alguna cama desvencijada que creyéramos que había sido la de Maria Antonieta, por ejemplo. El guia nos decia aqui se celebraba tal o cual cosa, pero sólo veiamos paredes sucias, hasta que al final nos llevaron a una habitación en la que vendían los vídos del palacio. Por supuesto que no lo coimpramos, ah, tampoco dejaban sacar fotografías y es lógico, aqu´también lo hacemos, pero vamos se creían que nos habíamos caido de un "guindo".
En una de las habitaciones nos dejaron salir a una terraza por la que se divisaban los jardines, majestuosos, impresionantes. A mano izquierda estaban los árboles traidos de Arabia (palmeras). Nos decian que habían traido árboles y plantas de distintas partes del mundo. La verdad es que es lo único que vimos y que nos encantó: los jardines. Preciosos y muy extensos. Total que terminamos pasada la media mañana y nos dieron opción de ir a otro pùyeblo cercano ( que aparte de no tener nada de particular) solo tenía el mérito de  ser el lugar donde nació un personaje famoso, pero nada más. Optamos por volver a París y seguir con nuestras excursiones particulares. Comimos por el camino y una vez hemos llegado cada uno se fué por donde quiso. Nosotros fuimos a parar al Moulin Rouge, y en una cafetería de enfrente que hacía esquina a otra calle, nos sentamos en la terraza para tomar un café, muy rico por cierto. Y allí estuvimos un buen rato, pues Pablo no se encontraba muy bien, de nuevo por la tensión, pero esta vez pudimos ponerle remedio a tiempo.Fuimos a visitar El Louvre, Los Inválidos, pasamos por el Elíseo, por el Palacio de Justicia, Por la Asamblea, en fin visitamos ´lo más emblemático, pero sin detenernos demasiado por falta de tiempo. Como dije anteriormente se necesita como mínimo una semana sólo para Paris. Al día siguiente partimos hacia el aeropuerto Charlas Degaulle de regreso a Madrid.  Allítuvimos que esperar tres hoas hasta coger nuestro vuelo y pasamos el tiempo en las tiendas del dutty free: me compré mi perfume, chocolates, algún pañuelo para el cuello, chucherías en fin para gastar el dinero que nos quedaba.
He de decir, que efectivamente los croisants son muy ricos y el pan también. No probamos un pan "como Dios manda" hasta que llegamos a Francia y el café lo mismo, La comida en general exceptuando en Inglaterra, no nos gustó demasiado, pero bueno era comestible. Fueron unos días maravillosos e inolvidables en lo que olvidamos que al cabo de otros días habíamos de empezar con los chequeos y las incertidumbres. Olvidamos en  Madrid a nuestra partida olvidar las preocupaciones, y lo logramos fuimos muy felicies y contentos, pero al pisar de nuevo Barajas, volvieron a nuestra mente lo qje nos aguardaba otra vez. Pero eso ya es pasado.
Con este relato pongo punto final a unas vacaciones inolvidables, irreptibles porque no las pudimos efectuar de nuevo, y porque mientas viajábamos en el autocar en nuestros desplazamientos vimos Memorias de Africa, y su música cada vez que la escucho me  regresa a quellos días.

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