jueves, 21 de octubre de 2010

ACERCA DE MI / VIAJE A PARIS



Llegamos a la atardecer a Londres y como despedida fuimos parte del grupo a cenar a un restaurante. Lo pasamos muy bien puestro que ibamos todos muy contentos de nuestra excursión. Nos retiramosa dormir temprano porque aparte de que estábamos cansados, había que madrugar. Nos había dicho el guía que pretendía llegar a Paris al anochecer, como sí fué.
Partimos hacia Dover muy pfronto a fin de gtomar el Ferry a la hora indicada. No tuvimos problemas ni en la  aduana y embarcamos con toda normalidad. La travesía la hicimos buen bien. El ma estaba bastante tranquilo y además  la travesía era bastante más corta quue la que hicimos para llegar a Inglaterra. Y tocamos tierra francesa. En el puerto nos aguardaba un autocar que nos trasladaría hasta París. Durante el camino y para amenizarlo el guia nos iba dando instrucciones de dónde podíamos hacer compras: de perfumes sobretodo.Restaurantes, divesión en general; pòr otra parte creo que es del dominio público los lugares a dónde puedes ir en París.
Nuestra entrada en la capital gala  fué muy expectante y todo lo que veiamos a nuestro paso no nos dejaba indiferentes. Sencillamente Paris es espectacular, monumental, hormosa, es ....indescriptible. Nosotros ibamos ya de refreso a casa y tuvimos pocos días para qpreciar toda la belleza de esta ciudad. La aporvechamos al máximo, pero creo que para conocer París necesitas al menos y como poco ocho o diez días: nosotros solamente estuvimos cinco. Pablo y yo quedamos en volver para disfrutar de todo lo que nos quedó por ver, pero como otras tantas cosas, tuvimos que postponerlo y ya nunca fué posible.
Nuestra toma con el hotel: estaba situado, según decía el guia, bastante céntrico y con comunicación con los Campos Elíseos mediante el Metro, cosa que nos pareció estupendo. El barrio donde estábamos hospedados era Marie Clerie y efectivamente en tres o cuatro estaciones de Metro, estábamos en el corazón de París. Nos advirtió también que a las diez en punto se cerraban las cocinas de los restaurantes y que después de esa hora era impensable encontrar nada para comer.Una vez instalados nos dimos a la "aventura" de conocer la ciudad más romántica ( para mi es Venecia, pero para gustos ...) Tomamos el Metro (bastante viejo y lóbrego) y nos trasladamos al centro. Nuestra salida estaba justo enfrente de la Pirámide egipcia y teníamos por delante a los Campos Elíseos. El paseo es hermoso, muy cuoidado en sus jardines con muchas flores. Según se va hacia el Arco del Triunfo, a mano izquierda terrazas de cafés todas llenas de gente(recordemos que era Agosto), gente muy bien vestida y con clase. Luego supimos porque había gente tan bien vesfida y con "clase". de gran poder adquisitivo: tomarte un café te costaba "un riñón y parte del otro", y claro no todo el mundo se sentaba en aquellas terrazzs. París era en aquella época, carísimo y creo que no ha cambiado. Recorrimos los Campos por una acera, hasta llegar al Aroc del Triunfo. Allí vimos que figurábamos(España) entre las batallas más difíciles que mantuvo Napoleón. Yo le comenté a Pablo: como que se las hicimos pasar negras con la guerra de gerrillas, y de hecho fuimos el principio del fin. Claro que a nosotros no nos salió gratis.
Cruzamos a la acera de enfrente y allí había alguna terraza, pero lo que más abundaba eran lugares de diversión y creo, si la memoria no me falla, que allí estaba el Folies Berger. Era todo precioso, algo especialPensando en la cena por el duchoso horario,buscamos un restaurante y después de cenar decidimos ir al hotel. Volvimos al Metro puesto que había sido tan fácil.....Parecíamos publerinos y no procedentes de una capital, grande como es Madrid, pero es que a Paris le sobran unos pocos parisinos, y os cuento. Nos metimos en el Metro y tomamos la dirección correcta. Dentro de los vagones (bastante cutres por cieto) veiamos que las estaciones no eran las que habíamos pasado a nuestra ida y que llegábamos al final del trayecto, nos bajamos : seguro que nos hemos equivocado, pensamos. Volvimos atrás y volvimos a tomar la línea que creimos correcta y nos volvió a llevar a los Campos..., pero bueno cómo es que al regreso no para en nuestra estación? Volvimos de nuevo al final de trayexto, nos bajamos y preguntamos sa un pasajero que se "quiso detener " a escucharnos. Le preguntamos si íbamos en la dirección correcta y nos dijo que no sabía que él no era de alli. He de decir que haablaba un francés correctisimo, pero en sus rasgos denotaba que era árabe: un argelino pensamos nosotros. Nadie más quiso darnos razón, hasta que por fín encontramos, cómo no, a un español y nos dijo que la líne eera la correcta, pero que unos trenes van a un sitio y otros a dónde queríamos ir a Marie Clerie. Tomamos nota y por fín al cabo de nuestras peripecias, llegamosal hotel  riéndonos como dos chiquillos. A Pablo no le caian muy "bien los franceses, bueno los parisinos", porque teníamos referencias de que son muy chobinistas y se creen que París es el ombligo del munod, y tienen razón para presumir de capital, pero no es la única ciudad que existe en el munco. Las hay preciosas, Praga, Viena, Budapest, etc.
Nos dieron los días de nuestra estancia en París los días libres para que fuésemos a donde quisieramos.Temprano nos lanzamos a la calle con un plano para no "perdernos" de nuevo.Nos avisaron que los taxis no paran como en España fuera de donde tiene establecida la parada, o sea que de no saberlo mejor nos manejábamos en Metro.Fuimos a Montmatrey allí Pablo se extasiaba con los pintores, a mi también me gustaba pero como no entendía no lee sacaba el fruto adecuado. Fuimos paseando. Ibamos haciendo zig zag y saltábamos de un monumento a otro sin llevar un orden. Fuimos a conocer Notre Dame, y la verdad es que yo quedé un poco defraudada, me esperaba otra cosa. Quedé ensimismada con la escultura de Miguel Angel en el centro de la nave. Había muy poca iluminación y me imaginaba otra cosa. Quizás acostumbrada a las catedrales de España tan ricas en ornamentación. Nos señaló otro turista una escultura pequeñita situada en alto en un lateral: se trataba de Nuestra  Señora de París. Igual se debía a que casi no había más luz que la que entraba por la puerta de entrada, yo me quedé muy defraudada. Salimos al exterior y acodados en el puente pudimos contemplar la vista panorámica que desde allí se divisaba.
Acto seguido nos encontramos con personas de nuestro grupo y acordamos ir a ver la Tout Eiffel. Llegamos al Trocadero ( toma su nombre  del Trocadero de Cádiz). Es magnícia la perspectiva desde los soportales con la Torre Eiffel al fondo. Precioso, demasada gente, pero eso es inevitable. Un paseo maravilloso, bonito de verdad.
Decidimos que teníamos que dar un paseo por el Bateau  Mouche por las orillas del Sena y contemplar sus magínficos, y precioso puentes.Elegimos mal una excursión, o no nos informaron adecuadamente. Nos llevaron a conocer el museo del ejército, pero en ese museo no había más que uniformes, uniformes, uniformes. WQuisimos ir al Sacre Coeur para ver la tumba de Napoleón, pero la hora de visita era hasta las seis de la tarde y ya eran las seis menos cuarto. Decidimos dejarlo para el día siguiente. Al día siguiente decidimos ir a ver junto con otros turistas de nuestro grupo los Almacenes Lafayette que tanta fama tenían. Esos almacenes sí que me sorprendieron: maravillosos.Son como un palacio; la vista desde abajo de los distintos pisos es como si estuvieras en el patio de butacas de un teatro, lujosos, grandes y una preciosidad. En la planta de abajo estaba la perfumeria y cómo no , no me podía ir de Paris sin mi perfume predilecto Rive Gaouche, mientras me perdía por los distintos stands, a Pablo le dió una bajada de tensión, motivada quizás por cansancio . Yo simpre llevaba en el bolso un frasquito de Efortil, puesto que él era hipotenso y le podía dar una bajada en cualquier momento. Y ocurrió alli, es otra anécdota de los impáticos que son los parisinos. Le pedí a la señorita de perfumería que por favor me dijera donde podía coger un poco de agua para darle las gotas, y muy amablemente me dijo: dans la toilette , y se quedó tan ancha, en lugar de indicarme alguna cafetería en que por lo menos pudiera sentarse y tomar las gotas. Yo me puse muy nerviosa puesto que él estaba ya en tratamiento de su grave enfermedad y sin saber  a quién recurrir, entonces decidi que se las tomara sin agua.
Por supuesto no compré el perfume ni compré nada. Estaba furiosa contra aquella mujer tan descortés. Estaba segura que si me ocurre en  Madrid, por lo menos me hubiera indicado a dónde, que no fuera el servicio, podía dirigirme.
Al cabo de un rato y ya habiendo pasado el  "susto" nos reunimos con mis compañeros y decidimos subir a uno de los pisos para comer alli.La comida muy exquisita, muy bien presentada pero con mucha manteuilla, y nuestro paladar no está acostumbrado a ese saber en la cocina. Las camareras más antipáticas no nos podían haber tocado, con lo que sacamos en conclusión que no es que tuviéramos mala suerte, es que son asi.
Nosotros nos quedamos dando un paseo por el Boi de Boulogne y como a las ocho de la tarde regresamos al hotel. De camino vimos una pizzería y decidimos entrar a cenar algo antes de que cerraran y a pesar de que no teníamos apetito dado que Pablo tenía que medicarse, decidimos tomar algo. Tuvimos suerte: el propietario había vivido en España y le caimos bien, menos mal. Nos aconsejó lo que teníamos que cenar dsi no teníamos apetito y después de hacerlo y tomarnos un café  nos fuimos al hotel. Al díia siguiente teníamos una excursión : Versalles.

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